domingo, 17 de septiembre de 2017

Paseo

** Nota: Es curioso, como te das cuenta que hace 10 años escribiste algo que no puede ser mas apegado a la realidad de hoy y ahora**



Un día me paseaba por allí, tan inmersa en mis pensamientos que al cruzar la calle no vi el semáforo en rojo. Oí el chillar de llantas y me vi en el suelo. Dentro de mi cabeza se formaron mis momentos de felicidad y tristeza, mi cara en un mar de lágrimas, mis pulmones a estallar por la risa, las interminables clases, los brazos de mi madre, los besos de mi padre…. Cuando por fin logre reaccionar sentí unas manos que me tomaban fuertemente por la cintura, la sangre rodaba por mi rodilla pero no le preste atención….
Mi vista estaba fija en ti.
No me conocías, no te conocía, pero aun así arriesgaste tu vida por salvarme. Al ver como corría peligro saltaste frente al coche que debía embestirme y me diste una segunda oportunidad. Yo al ser dueña de un corazón sin sueños ni ilusiones no podía creer que alguien como tu, con todo un futuro por delante arriesgaras tu vida por mi.
Pero así fue
Estaba boca abajo y tu me sostenías, al ver que volvía en mi me giraste y al preguntarme “¿estas bien?” con esa voz tan dulce, no pude evitar llorar.
Sentía mis mejillas mojadas. Creías comprender, era lógico llorar por el susto pero mis lágrimas no tenían nada que ver. Me habías salvado, me habías sacado del abismo en el que estaba sumida, de ese lugar al que el sol, por muy fuerte que fuera, no podía llegar.
Y me tendiste la mano
Tenías que sacarme de allí lo más rápido posible, alejarme de las miradas curiosas para poder comprobar que todo estaba en su sitio. Tome tu mano, su calor llego al fondo de mi corazón y después de tanto tiempo logre sentir mi sangre  fluir como nunca. Me puse de pie y para mi sorpresa, sentí dolor. Después de pasar años lastimándome a mi misma,  sea por egoísmo o por simple cobardía, había logrado olvidar que sentía dolor, pero gracias a ti
Recupere lo que me define como humana.
Al ver mi sufrimiento decidiste que era mejor no dejarme andar, y me cargaste. Me elevaste del suelo y viste que estaba cubierta de polvo y de que mi camisa estaba rasgada; Me sentaste en una banca cercana y te quitaste la  chaqueta, la pusiste en mis hombros y me volviste a cargar. Seguía sin comprenderlo puesto que en mi afán de aislarme nunca permití que nadie me tendiera una mano, yo era autosuficiente y no necesitaba ayuda…
Es gracioso como en un segundo puede cambiar una ideología.
Toque mi frente, el bulto que se había formado al dar contra el suelo era inmenso pero no me importaba, era gracias a ello que te había conocido. Llegamos, me sentaste en el sofá y espere. Regresaste, un balde con agua en una mano y un botiquín en la otra; Y empezó el proceso de curación. Sentía el agua oxigenada haciendo de las suyas, escociéndome como solo la soledad podía hacerlo…
Y volví a tener esos ojos verdes en los míos
Al ver mi dolor tú cara aparentemente impasible cambio y vi mi sufrimiento reflejándose en ella, rápidamente me pusiste la gasa y ese proceso termino. Sentía como iban sanando las heridas de mi cuerpo y de mi corazón. El hematoma en mi frente era lo que mas preocupación te causaba, lo lavaste con agua y jabón mientras yo sentía tu amor tan real y tan puro, logrando despertar una sensación nueva para mí, volviéndome incapaz de contener las lágrimas
 Las cuales secaste con tus dedos
 
  Faltaba mucho por andar. Los moratones eran de un color rojo carmesí… y antes de poder ocultarlos tus ojos se fijaron en ellos…en los moratones antiguos, aquellos que nadie se había preocupado por curar. Oculte mi cara tras mi cabello pues faltaba lo peor, todas aquellas cicatrices que tiempo atrás consiguiera. No pude ocultar la vergüenza y el dolor que sentía, pensé por un momento que te había perdido,
Pero estaba equivocada
Tus manos, las que me habían demostrado esa fuerza de vida que me embelesaba, pasaban hielo sobre mi piel con una dulzura y ternura desconocida para mí. Entendí entonces que  mi pasado, mis golpes, mis caídas, eran irrelevantes para ti. Veías en mi lo que nadie, a ese ángel que pedía auxilio mientras perdía sus plumas en la lluvia. Vi por fin las razones por las que habías arriesgado todo por una desconocida.
Volví a sentir mi corazón,
Palpitando como nunca, diciéndome a gritos que no había muerto, que estaba vivo y que necesitaba de ti. Esas mismas manos apartaron los cabellos de mi cara y los  ojos verdes que lograron despertar tanto en mi me mostraron todos tus sentimientos. Te acercaste lentamente, sabias que necesitaba de ti como tu de mi. Las lágrimas se acercaron a mis ojos una vez más pero eran diferentes; Eran mi forma de transmitirte mis sentimientos, eran mi forma de establecer un comienzo,

Mi forma de darle la bienvenida a un beso…

Midori 020607!

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