Tres.

Griseaba un día tormentoso en Hillvalley-Hillsvalley mientras Mr. Greengrass plateaba su asador sediento de sangre como siempre, ya años atrás que llevaba queriendo comérselo pero solo conseguía quemarle en los sitios mas indiscretos como lo era su mano y a veces sus huevos pero era bueno que le recordara de vez en cuando que era hombre y lo podía mantener bajo control, sobretodo cuando miraba a su esposa de una manera tan lasciva y ella correspondía de una manera no menos sugestiva de tal forma que cualquier esposo en el mundo entero hubiera sentido celos del condenado asador. Llego entonces el fatídico día en el que por a o b razón, quizás el destino talvez o un malévolo plan entre la esposa y el asador, en que nuestro protagonista decidió tropezarse con la bolsa de carbón que le alimentaba las ganas de llamas asando pollo y fue a dar de bruces contra el mentado asador, dando chillidos de sonidos escalofriantes,mientras la carne se iba achicharrando y escurriendo grasa y sangre por sitios innombrables, el asador se reía y se relamía de placer con ganas de comerse a su torturador mientras su amante y flamante rubia solo decidía puyar a su ahora muerto marido en el culo para ver que se rostizara bien por ambos lados para luego darse el suculento banquete con sus costillas y quizás un trozo de su cerebro mientras dejaba para el asador lo mejor y a lo que tan pocas ganas le había tenido durante su matrimonio, el pene de su difunto marido, cosa que le repugnaba y nunca, nunca hubiera imaginado comerse.


p.d: Como se me va la olla, creo que me voy a dormir mejor xD!