lunes, 4 de marzo de 2013
Dicen por alli
que cuando empiezas a comparar una cosa con otra es porque ya una de las dos no te funciona.
Y digo yo... ¿Es eso cierto?
Las comparaciones no necesariamente tienen un final negativo. Puede que al final comparar una cosa con otra te haga ver que ambas son maravillosas en su particularidad y que no puedes vivir sin una ni la otra.
A veces tambien sucede que la comparación no es nada más que eso, una simple comparación sin punto ni meta ni llegada.
Solo sucede.
Y en ocasiones, muy raras desde luego pero reales, sucede que cuando comparas no juzgas los objetos si no a ti mismo.
Tus reacciones y pensamientos.
Y con ambas cosas tus reacciones y pensamientos te agradan, te atraen, te gustan.
Y es como dijo Murakami en Tokio Blues: Es absurdo pensar que no te pueden agradar las dos cosas, es como decir la montaña es bella y el mar tambien lo es. Ambos lo son en su forma particular y unica, no puedes esperar entonces no quererlos a cada uno, el mar y la montaña, de una manera especifica porque al final del dia son: dos universos paralelos.
¿O no?
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