Me sirvo la misma cantidad de galletitas que me he servido siempre desde hace 35 años y la misma cantidad de azucar al café: 5 cucharadas porque en la vida las cosas amargas no son buenas.
El patron de bordado sigue alli, inamovible y cogiendo polvo porque nunca aprendi a bordar, ni a tejer.
A decir verdad nunca aprendi a hacer nada más que sentarme aqui, en mi sillon verde y esperar. Esperar a que pasaran las estaciones, a que cambiaran los meses, a que se acabara lo que estaba comiendo para ir por más. Esperar siempre por el magico numero nueve.
No es nada sorprendente entonces que ahora las cosas cambien otra vez. Esta vez cambian para no hacerlo más. Quiza es la forma del universo de decirme que 28 es un numero demasiado grande como para querer sumarle dos numeros más.
A ciencia cierta he de decir que tengo que buscarme un hobby nuevo como siempre me lo dijo mi madre. En momentos como estos me pregunto porque nunca le escuche lo suficiente: "Saca una carrera", "No te cases con ese hombre!", "Al menos consigue un empleo", "Para que quieres otro más?".
Todas frases sabias que fueron sellando poco a poco mi futuro.
De haberla escuchado quizá no estaria aqui sola y sentada sobre este sillón verde, pesando 80 kilos sin nada que poder hacer por el resto de mi vida, con 28 hijos que me detestan y con un marido que ante la perspectiva de tener que hacerle el amor a su mujer,obesa e infertil, sin poder llegar a los 30 hijos como recompensa prefiere irse a jugar al futbol.
!Vaya mierda!
Mejor me hubiera comprado un gato.
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