Marie viene de otro mundo al que permanece fiel. Un mundo que no existe, al menos no oficialmente. Pero para ella su existencia es tan clara que no admite dudas. Y para nosotros también. A diferencia de los unicornios, está aquí y puede demostrarse a sí misma como algo posible.
Marie hechiza con su voz de chocolate, su sonrisa de nube blanca y sus abrazos de cachorro. Por eso, nadie puede imaginar que en realidad es una guerrera. La única representante militar de ese enigmático mundo del que viene. Su guerra es contra nuestro mundo. Y aunque está condenada a no ganarla, nunca perderá una batalla. Pelea y peleará, día a día, contra todos los soldados torpes que nuestro mundo le pone enfrente.
Marie nunca adaptará al mundo a sí misma pero, y esto es lo que la convierte en la mejor guerrera que existe, ella tampoco se plegará nunca a las exigencias del mundo al que combate. Parece una vida desoladora, pero no está sola. Otros guerreros de otros mundos han unido sus fuerzas contra ella en la dura pugna contra el imperio.
Marie usa el amor como arma de doble filo. Aunque sabe que le puede ser devuelta con dolor, nunca tiene miedo a lanzarla. Sus adversarios conocen este punto débil. Pero para ella, una debilidad no es una derrota. Sino una victoria que zanja con la indiferencia y una sonrisa renacida.
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