miércoles, 21 de abril de 2010

Primavera

Xq eres el unico sol que sabe como alumbrar mis dias y espantar la lluvia.

Aun recuerdo los interminables días de lluvia en aquel pueblo pequeño. Los recuerdo siempre, fríos e intensos, tediosos, continuos y quizás incluso salados. Los recuerdo así de semi claros como el color de tu pelo, los recuerdo justo ahora en que mi soledad se dispone a acostarse conmigo y ser mi compañía.

Los recuerdo ahora con un boli en mi mano queriendo con todas mis fuerzas que mi móvil estalle con el sonido de tu hablar poco articulado o mejor aún que estalle con ese silencio tan propio de ti al oír mis dilemas existenciales cuanto menos superfluos e inmaduros.

Ahora es cuando mas quisiera tenerte a mi lado para comer una bolsa inmensa de chuches mientras vemos alguna serie absurda en el ordenador o simplemente sentarnos en el mismo sofá, cada uno a su bola pero juntos. Porque es ahora cuando los recuerdos me atacan y juegan conmigo como les place, me desarman a su antojo y no estas tú para ayudarme a juntar las piezas de nuevo. No estas tú para aliviar la pesadez de mis responsabilidades, amarrarme el zapato, curarme la oreja infectada o simplemente reír un rato.

Es cuanto menos gracioso el sentirte así, tomando en cuenta nuestras constantes peleas absurdas por cosas insignificantes o esos misteriosos moratones en forma de mordida que decoraban a menudo mis brazos. Y es que yo nunca había necesitado a alguien así y se que tú nunca habías tenido a alguien como yo; no cabe duda que sea lo que fuere que ganamos no lo tuvimos claro hasta que lo perdimos y es que dime tú como es posible que yo crea en ti así de esta manera que incluso con ojos cerrados y manos atadas pondría mi vida en tu poder puesto que se que a tu manera especial me proteges como yo te protegería a ti: con uñas y dientes.

Creo que de más esta decir que te echo de menos, seria redundar en mis ideas tan pobremente formadas y tan incansablemente circulares pero ya me conoces: soy como un disco de long play y me doy cuerda yo sola. Así es como te has ganado tu monumento, oyéndome hasta que el disco se quiebra y pongo uno nuevo pero más que todo, quedándote conmigo, no dándote por vencido. Lo dicho, me gusta redundar: Te echo de menos y hoy mas que nunca puesto que me llueve sobre mojado y no estas para cederme tu paraguas, me amarres el zapato y luego me invites a cenar.



Te amo.

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