Si lo pienso en perspectiva el final es uno casi esperado, digo, la triste realidad es que mi asombroso parecido a un frágil pajarillo enjaulado, ruiseñor si tú lo prefieres, fue lo suficiente para apartarte de mi lado. Aun más triste me parece tu poca capacidad para mirar mas allá de lo que te mostraban tus ojos serenos y claros.
Te cruzaste en mi camino cuando yo ya no luchaba por dejar crecer mis alas, quizá hasta es posible que hubiera olvidado mi capacidad de volar; Me sentaba los días al sol y lo disfrutaba, la soledad era una conmigo y yo con ella. Verdaderamente no te necesitaba ni te esperaba. Ya sabes tú bien que tengo capacidad y facilidad para mentir pero lo mío son mentiras a medias o verdades, todo depende del cristal con que lo veas pero lo cierto es que llegaste a mover la calma que tanto esfuerzo me había tomado conseguir.
Esa tarde calurosa de un día tan normal como cualquier otro te vi por segunda vez.
Las ganas enormes de fumarme un pitillo para calmar mis ansias se vieron disipadas ante mi estupido e inesperado impulso incontrolable de darte un abrazo.
Para sorpresa de este pajarillo asustado la calma volvía al sentirte cerca, el palpitar de mi corazón se hacia más lento y respirar era más sencillo, entre risas nerviosas y palabras atolondradas logramos entrar en calor, el resto es historia.
Mentiría si dijera que todo fue especialmente romántico puesto que para una apática soñadora que no cree en la capacidad de amar de ningún hombre y para un apuesto chico que quiere un amor épico sin tener que entregarse del todo y conservar su libertad, un simple beso en la oscuridad en un sitio atestado de gente es el culmen del romanticismo, entre sonrisas y bromas, tanteando terreno llegamos a ello y hasta la fecha no se a ciencia cierta si tu o yo nos hemos arrepentido del camino que tomaron las cosas. Para bien o para mal tu dulzura tan natural y poco forzada me fue envolviendo. No sé si fue la forma en la que tus ojos traviesos se clavaban en mi o talvez la luz de la ciudad desde un sitio tan alto cobijado por las estrellas o la manera en la que tan fácil y rápidamente me devolviste el calor, quizás la forma en que mi cuerpo cabía perfectamente entre tus brazos o simplemente el saberte a mi lado lo que me impulso para querer saber más, para querer entenderte y no necesariamente quererte, sabes que pienso que el querer a alguien siempre es un embrollo y que la mayoría de las veces es un esfuerzo que acaba desperdiciado por el egoísmo y el exceso de posesividad de las personas, para simplemente estar a tu lado cada vez que me necesitaras.
Lamentablemente tu exceso de libertad o mi falta de la misma se interpusieron en nuestro camino, cortándonos las alas, limitando tus esfuerzos por verme y mis ganas de comerte a besos. Quisiera poder encontrar otra razón por la cual hemos perdido el rumbo, si la hay quiero pedirte perdón por escribir tonterías, si al contrario no me he equivocado en cuanto a tus razones quiero dejarte algo muy claro: siendo el pajarillo que soy sabes bien que la soledad es mi compañera pero aunque no te necesite me gustaría poder contar contigo, la puerta ha quedado abierta para que vengas, te sientes, tomes un té conmigo, leamos juntos un libro y por fin te cuente todos esos sueños y esas pesadillas que acechan mis noches. Me encantaría que vieras por una vez, que es distinto a solo mirar, que vieras mi capacidad de ser tantas otras cosas distintas a un pajarillo enjaulado, que te dieras cuenta que no soy una muñeca de cristal propensa a romperse, que realmente conocieras mi lado oscuro y te bañaras en mi luz, porque yo aunque no lo creas he terminado en esta soledad porque así lo he escogido, porque estoy cansada de ver tanto, oir tanto y saber tanto. Te repito una vez mas que soy conciente de que sabes que miento muy bien pero esta vez no tengo necesidad de hacerlo, eres tú y no me interesa mentirte, ante ti me gusta extender las alas y batirlas para que veas de todo lo que soy capaz.
Dicho esto, me queda aun tanto por decir, pero solo quiero pensar en una noche a tu lado, jugando 21 preguntas, que me sorprendas con alguna respuesta y que yo te perturbe con alguna pregunta inesperada. Pensándolo bien, esto puede ser un final o talvez, el final del principio que tuvimos con dos pies izquierdos.